Pinot Noir: Una increíble historia de contrabando
El mundo del vino está lleno de historias curiosas y sorprendentes, y la del Pinot Noir Clon Abel de Nueva Zelanda es una de las más intrigantes. Desde un intento de contrabando en un aeropuerto hasta convertirse en uno de los vinos más prestigiosos del país, este relato es digno de ser contado en cualquier mesa acompañada de una buena copa de vino.
En este nuevo episodio de podcast exploraremos la historia de este clon único de Pinot Noir, su viaje desde Borgoña hasta las tierras de Nueva Zelanda y cómo se ha convertido en uno de los vinos más destacados de la región de Martinborough. También analizaremos las condiciones climáticas y geológicas que hacen de Martinborough un lugar ideal para el cultivo de esta variedad.
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1. El inicio inesperado en el aeropuerto de Auckland
La historia del Pinot Noir Clon Abel comienza en 1970, en el aeropuerto internacional de Auckland, Nueva Zelanda. Un aficionado al vino y jugador de rugby regresaba de un viaje a Francia, donde había visitado famosos viñedos en la región de Borgoña. En lugar de contentarse con llevar algunas botellas como recuerdo, decidió llevarse algo más valioso: esquejes de la prestigiosa variedad Pinot Noir del viñedo Domaine de la Romanée-Conti, uno de los más renombrados del mundo.
El viajero ocultó estos esquejes en sus botas de goma, intentando evadir los estrictos controles aduaneros de Nueva Zelanda, que protegen la biodiversidad del país de plagas y enfermedades. Sin embargo, al pasar por aduanas, las cepas fueron descubiertas, y el contrabando fue frustrado.
2. Un destino inesperado: la intervención de Malcolm Abel
El desenlace podría haber sido predecible: las cepas confiscadas y destruidas, poniendo fin a la aventura. Pero el destino tenía otros planes. El oficial de aduanas, Malcolm Abel, no solo era responsable de evitar el ingreso de plantas ilegales al país, sino que también era un apasionado del vino. Reconociendo el valor de las cepas, en lugar de destruirlas, gestionó su cuarentena en el instituto estatal de investigación vitícola de Te Kauwhata, donde permanecieron bajo estricto control sanitario.
Eventualmente, estas cepas recibieron un código: TK01022, una numeración que marcaría el inicio de la historia del Pinot Noir Clon Abel. Luego de pasar meses en cuarentena y ser declaradas libres de plagas, las cepas fueron liberadas, y Abel decidió plantarlas en su propio viñedo.
3. Martinborough: El terroir perfecto para el Pinot Noir
La región de Martinborough, ubicada en la zona de Wairarapa en la Isla Norte de Nueva Zelanda, se ha convertido en uno de los mejores lugares del mundo para el cultivo de Pinot Noir. Gracias a una combinación única de clima, suelo y prácticas vitícolas, Martinborough produce Pinot Noir de clase mundial, y el Clon Abel ha sido fundamental en esta reputación.
Clima fresco-templado
El clima de Martinborough es fresco-templado, influenciado por la cercanía del Océano Pacífico. Las largas estaciones de crecimiento permiten que las uvas maduren lentamente, lo que es esencial para que el Pinot Noir desarrolle complejidad aromática sin perder su frescura. Los vientos constantes, aunque desafiantes, ayudan a reducir el vigor de las vides, favoreciendo la concentración de sabores en las uvas.
Suelos de grava y arcilla
Los suelos de grava y arcilla de Martinborough proporcionan el equilibrio perfecto para el crecimiento de la vid. La grava garantiza un excelente drenaje, obligando a las raíces a profundizar para extraer nutrientes, mientras que la arcilla retiene la cantidad justa de humedad durante los veranos secos, asegurando que las vides no sufran estrés hídrico.
4. La tragedia y el renacimiento del Clon Abel
Aunque las cepas de Pinot Noir Clon Abel florecieron en el viñedo de Malcolm Abel, su historia parecía estar destinada a desaparecer cuando Abel murió trágicamente poco después de plantarlas. Su viñedo, como muchos otros en las cercanías de Auckland, fue absorbido por la expansión urbana.
Sin embargo, el Clon Abel no se perdió. Clive Paton, un viticultor que había conocido a Abel, quedó intrigado por la calidad de las uvas que este había plantado. Paton decidió adquirir algunas de las cepas y comenzó a cultivarlas en su propio viñedo en Martinborough, llamado Ata Rangi.
5. Ata Rangi y el legado del Pinot Noir Clon Abel
Para sorpresa de Clive Paton, las uvas del Clon Abel produjeron vinos de una calidad excepcional. Los vinos resultantes eran elegantes, estructurados y llenos de complejidad, características que rápidamente distinguieron al Clon Abel de otros clones de Pinot Noir en Nueva Zelanda y el mundo.
Ata Rangi, la bodega de Paton, pronto se convirtió en una de las más prestigiosas de la región de Martinborough, y el Clon Abel se consolidó como uno de los más utilizados en la región. Hoy en día, los vinos de Pinot Noir de Ata Rangi y otras bodegas de Martinborough que usan el Clon Abel son considerados algunos de los mejores de Nueva Zelanda.
6. Características del Pinot Noir de Martinborough
El Pinot Noir de Martinborough se destaca por su frescura, acidez vibrante y complejidad. Gracias a las condiciones ideales del terroir, los vinos presentan una excelente estructura, con sabores de frutas rojas maduras, notas terrosas y un toque mineral que los distingue de otras regiones productoras de Pinot Noir.
Proceso de vinificación
En Martinborough, los viticultores practican la vendimia manual y optan por fermentaciones en pequeños lotes para resaltar las características únicas de cada parcela. El envejecimiento en roble francés es moderado, con un uso controlado de barricas nuevas para asegurar que la fruta y el terroir se mantengan como protagonistas del vino.
7. Clon Abel: Un ícono de Nueva Zelanda
Hoy en día, el Clon Abel es sinónimo de calidad en los vinos de Pinot Noir de Nueva Zelanda. Su historia, desde un intento de contrabando hasta convertirse en uno de los vinos más destacados del país, es un testimonio de la pasión y la dedicación de los viticultores que lo han cultivado a lo largo de los años.
La próxima vez que disfrutes un Pinot Noir de Nueva Zelanda tienes que...
Cada vez que te sirvas una copa de Pinot Noir de Nueva Zelanda, especialmente de la región de Martinborough, recuerda la increíble historia detrás del Clon Abel. Desde un aeropuerto en Auckland hasta las bodegas de Ata Rangi, este clon ha recorrido un largo camino para convertirse en uno de los más apreciados del mundo.
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